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Writer's pictureMegan Frye

Maestro hojalatero: Miguel Ángel Agüero Pacheco en Oaxaca

Updated: Apr 25, 2019


(español abajo)

Miguel Ángel Agüero Pacheco has spent the last 65 of his 73 years working the traditional Oaxacan art of hojalatería, which uses tin, alpaca (a metallic finish with no silver content) and sometimes copper (the most expensive) to form various decorations, many of the religious variety, and even doorways. He says former Mexican President Felipe Calderón hired him to create a door for the Palacio Nacional, but isn't sure if it's still there. "I don't leave this workspace" that he shares with his son, Neri, working from 6 a.m.-9 p.m. every day. "People come here looking for me." Part of being a maestro hojalatero, and the son and grandson of one, means his workshop is on the map. Hot with gas fire even on a cloudy morning, the workshop is the entrance to his large family's home, and a few tourists wander in hoping to buy something. But Miguel only does commissioned work, he tells them politely, and they wander off to a touristic shop downtown. This workshop belonged to his mother before him and his grandfather (whose work Miguel shows in the last image) before her. As I watch Miguel put the final touches on a piece for a church in Oaxaca (first image), he tells me that his family has been in the valley since "the national thieves," the Mexicas/Aztecs, came raiding for the precious obsidian he says they must have been running out of. He's had students from Cuba and Germany who have encouraged him to take an international trip to show his work, but he says that economically, he doesn't see it as a plausible option. A shuttle of Spanish-speaking tourists arrive for a scheduled tour of his work space and I'm crowded out onto the cobblestone street as the sun breaks the clouds over the Sierra Madre.




Miguel Ángel Agüero Pacheco ha pasado los últimos 65 años de sus 73, trabajando en el arte tradicional de la hojalatería oaxaqueña que utiliza estaño, alpaca (un acabado metálico sin contenido de plata) y a veces, cobre (el más caro), para formar varias decoraciones, muchas de ellas de connotaciones religiosas, y hasta incluso puertas. Dice que el ex presidente mexicano, Felipe Calderón, lo contrató para crear una puerta para el Palacio Nacional, pero no está seguro de que todavía esté ahí. "Nunca abandono este espacio de trabajo", que comparte con su hijo, Neri, trabajando de 6 a.m. a 9 p.m. todos los días. "La gente viene aquí, buscándome". Parte de ser maestro hojalatero, y el hijo y nieto de uno, significa que su taller está en el mapa de todos. Caliente con fuego de gas, incluso en una mañana nublada, el taller es la entrada a la casa de su gran familia, y se ven algunos turistas paseando y esperando para comprar algo. Pero Miguel solo hace trabajos por encargo, les comenta cortésmente, y los dirige a una tienda turística en el centro. Este taller perteneció a su madre antes que a él y a su abuelo antes que ella (cuyo trabajo Miguel muestra en la última imagen). Mientras observo a Miguel darle los toques finales a una pieza para una iglesia en Oaxaca (primera imagen), me dice que su familia ha estado en el valle desde que "los rateros nacionales,” los mexicas / aztecas vinieron en busca de la preciosa obsidiana. Él dice que deben haberse quedado sin. Ha tenido estudiantes de Cuba y Alemania que lo han animado a hacer un viaje internacional para mostrar su trabajo, pero dice que económicamente no lo ve como una opción plausible. Un servicio de transporte de turistas de habla hispana llega para un recorrido programado en su espacio de trabajo y quedo desplazada hacia la calle de adoquines, mientras el sol rompe las nubes sobre la Sierra Madre.





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